
Es bien sabido que las chicas son el enemigo. Un enemigo duro de roer al que hay que vencer y tumbar para poder registrarlo. Pues ahí estabamos los tres, despotricando sobre el universo femenino y sus pliegues cósmicos y cosméticos, las curvaturas de su espacio... vamos, hablando de tetas.
-Mucha liberación sexual, mucho avance social, - Sasha estaba compartiendo una postura metafísica compleja con nosotros- mucho matrimonio homosexual, pero ¡en este país las tías siguen sin acercarse a hablarnos!
- Y luego quieren que nos comportemos como caballeros, ¡eso es machismo, señoras mias!-sergei es un defensor acérrimo de la igualdad de derechos.
- Qué injusticia, - dije yo - quieren que les hagamos todo el trabajo. Encima son ellas las que eligen. Y casi nunca a nuestro favor.

Lo has adivinado. Como caliente que soy, se lo di, ¿quién soy yo para negarle la felicidad a nadie, y menos si es tía, está gudi y soy yo a quien le pide el beso? Mi Julieta nocturna se giró y se fue, dejándome con una cara de idiota de flipar y a estos dos sin poder creerse lo que acababa de ocurrir.
Este sábado, si vuelven los señores agentes, Sasha les pondrá al corriente de nuestros avances en el intento de folleteo.
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