lunes, 26 de marzo de 2007

Historietas de retrete. Episodio II, el guarrete contraataca.

Este sábado no ha sucedido nada calentito de verdad. En cambio, me han sucedido (bueno, tampoco me han sucedido; más bien me he topado con) un par de cosillas.

La primera, en el Vía Láctea. Voy a echar un meote al baño y ¿qué me encuentro? una explosión de júbilo por toda la pared, de la altura de la cintura hacia abajo. Por la marca de los gotones de mierda, deduje que algún pobre diablo con un fuerte apretón no supo llegar a tiempo a reposar su pompis en la taza y se le escapó la primera ventosidad con sustancia que, como todos sabemos, si estás aguantándote mucho, no es ni de broma ni de fogueo.
Pude apreciar también que no era ningún asqueroso, porque la conciencia (o la vergüenza más bien) le debió comer por dentro, ya que se podía apreciar un leve intento de limpiar tamaño desperfecto. Parece ser que el instinto de supervivencia se sobrepuso a la vergüenza, ya que el trabajo estaba a medio hacer y mal. Lástima no tener imágenes para corroborar la historia.

Una cerveza larga y un piti (que me hicieron apagar; en la parte de abajo de la Vía no se fuma, caballeros!) nos movimos a otros lares en busca de excusados más acogedores. Así llegamos al FreeWay, donde a veces ponen buena música, aunque es diminuto y lleno de modernos de mierda. Bueno, pues es sabido que en este sitio ocurren cosas no muy agradables de vez en cuando (se revienta una cañería y todos salen calados en pleno invierno, cuando huele a culo de mono porque no van bien las tuberías, en verano hace un calor inmenso y huele a mandril de desierto...) Pues esta vez le tocó a los WC, otra vez. El baño de los tíos perdía. El suelo estaba inundado. Menos mal que mi tajada no era demasiado grande como para resbalar en ese oasis de infecciones. Segundo: debió tener la culpa el partido de la selección española, pero madrid estaba lleno lleno de guiris. Ojo, que no me quejo, que cenamos alao de un par de ènfants de la patrie de unos 21 añitos bastante recomendables (aquí teneis una pequeña ración de calentura); no hace falta decir que ni me miraron, ellas se lo pierden, un macho aspañó de pelo empecho!!

Pues todo lleno de guiris, el freeway también, y con una tía gigante (como su culo y tetas, la verdad sea dicha) que bailaba como si alguien le hubiera empujado una pila por el culo! Pero de las gordas! Menudos empujones daba! y como para decirle algo, no vaya a comerme (una guiri a las dos y pico de la mañana en españa, de ese tamaño, seguro que tiene hambre...)

Ya por fin se fueron y pude apreciar alguna que otra titi gudi a la que no me atreví a hablar. Sólo a mirar. Material para la larga noche solo en casa! Un finde más sin meter en caliente.

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