Vuelvo de un verano calentito para compartir mis vivencias de completo looser con vosotros, los pocos lectores que pueda tener.
Hace un par de semanas, salí de marcha con unos compañeros de curro, de esos a los que luego echas la culpa de tu estado etílico, o que usas como chivo expiatorio cuando tu madre te pide explicaciones sobre tu embriaguez (esto lo hacía cuando vivía con la progenie, ahora tengo que dar explicaciones a mis compis de piso). Acabamos en un antro discotequero de Gran Vía, lo únco que encontramos abierto un martes a esas horas, y ya íbamos bastante tocados.
Tras un rato en la pista, con una copa en la mano, bajé a los servicios. Para llegar a ellos había que pasar frente al ropero, donde una señora de unos 55 años esperaba, aburrida, que alguien le dejara un abrigo en pleno agosto... De tez morena, bajita, algo rellenita, y con rasgos sudamericanos, no pude resistirme a otra calentura.
En mi calentura, deduje que lo mejor era poner acento hispanoamericano -Disculpe, señorita, qué hase usté aquí abaho tan soola?- lo malo es que hay tantos que, estando borracho, es muy fácil pasar de uno a otro.
- Señora, miho, soy señora.
- Hay, pues quién lo diría, tanta bellesa hunta!, puedo preguntarle su nombre?
- Jajaja, grasias por el cumplido. Dora; me llamo Dora Sifuentes. De dónde es usted?
No recuerdo exactamente la conversación, así que lo mejor será resumir los puntos importantes:
Por lo visto, yo había pasado unos meses trabajando en mejico (no recuerdo de qué país era originario) y por ello mezclaba acentos y usaba expresiones de DF.
Dora está casada y tiene por lo menos un vástago (lo deduje cuando me enseñó la foto de su NIETA).
- Dora, se que le pareserá algo indecoroso, pero... quisiera besarla-¿Qué cóño estás haciendo? Que es abuela A-BUE-LA! .
- Hay miho, que cosas tiene usted, vaya a la pista de baile, está llenita de muheres bonitas, yo estoy aquí trabahando y soy no más que una vieha
(nota, no recuerdo su acento, así que me lo invento.. tienes que leer echándole imaginación)
- No diga eso, las chicas de allá fuera son todas unas pendehas, no me comprenden. Usted disculpe, pero es algo que no puedo reprimir, me arde por dentro, nesesito besarla!- Venga! tú sigue por ese camino, que ya verás dónde acabas... Dora me da un casto piquito.
- Ya está, señortio, contento?- la señora sigue pensando que le estoy tomando el pelo, no sabe que yo, me la follaba.
- Dora, lo sierto es que no estoy contento, quisiera degustar esos labios suaves de nuevo, sentir su calor.
Dora se asoma a través del mostrador del guardarropa, mira a ambos lados, me agarra de las solapas del cuello y me da un morreo lleno de babas, pero sin lengua, estilo años 50. La mujer me mira con una sonrisa picaruela y los ojos brillantes. Yo me descubro devolviéndole otra sonrisa.
Continuará!!!
miércoles, 19 de septiembre de 2007
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